miércoles, 15 de octubre de 2008

Hablando de compas...

"Es que ese es el chiste de las relaciones humanas, la diversidad, que hueva tener una bola de cuates borregos con quienes nunca llegues a diferir en nada, y simplemente concreten sus absurdas existencias a seguir las pendejadas de alguien mas. Esto es dialéctica pura, una presentación constante de tesis y antítesis, un dialogo perpetuo que nos obliga a hacer síntesis continuamente, aprendiendo de los demás, y muchas veces, de nuestros propios errores cuando son señalados por una mirada externa"
Billis

domingo, 7 de septiembre de 2008

¿Aun hay esperanzas?





En algún lugar del Estado que late con fuerza…



La próxima semana México celebrara sus 198 años de vida independiente y 98 de haber sido el primer país en Latinoamérica de haber llevado a cabo su Revolución.
La pregunta aquí es cómo festejaremos las próximas fiestas patrias. ¿Viendo los desfiles desde la tele por miedo a que nos asalten?, ¿no queriendo ir a las tradicionales noches mexicanas por temor a toparse con un reten falso o en su defecto hallarnos en medio de un tiroteo?
¿Qué es lo que sentiremos cuando nuestros “líderes” políticos griten en el balcón ¡Viva México!, ¡Viva la independencia!, etc. ¿Qué sentirían los verdaderos héroes de nuestra independencia al saber que la consiguieron para estar como estamos?
Soy maestro de historia de México a nivel preparatoria y todos los días al levantarme para ir a trabajar trato de buscar maneras de exhortar, moralizar y animar a mis alumnos a que México tiene el potencial para hacer un cambio. A que la solución está en que nos unamos como pueblo de México, aquel pueblo descendiente de los mismos que se alzaron contra el gobierno español y vencieron. Ahora somos notros, nuestra generación, los que tenemos que rebelarnos contra la injusticia, la opresión del secuestrador y del narco. Y sobre todo recuperar aquel país en que la gente podía andar en una nación verdaderamente libre y soberana.
Sé que sueno muy optimista o tal vez muy soñador, se que tal vez me conmovió lo sucedido al joven Martí y a otros cientos de mexicanos. Puede que me conmovió escuchar al comentarista llorar de emoción cuando Guillermo Pérez obtuvo la medalla de oro y menciono que el atleta representaba al mexicano luchón, honesto y no tranza.
Creo que lo que me hará decir HAZME EL CHINGADO FAVOR va ser cuando el Gobernador “fidelidad” realice el grito de ¡Viva la independencia! Siendo todos víctimas de los Zetas y en mi mente siga pensado si ¿aun hay esperanzas?

martes, 5 de agosto de 2008

Pinches ironías…


Mucha gente me ha preguntado por que lo otra semana tuve un Nick que precisamente decía lo mismo que esta entrada.
La verdad fue una semana para decir hazme el chingado favor…
Comenzamos la semana con una pequeña charla con mi ex, que para ese momento tenía poco que me había venido a “visitar”. Pongo visitar entre comillado pues nunca mencionó que venía a precisamente visitarme si no más bien arribaba para la graduación de unos ex compañeros de ella de la facu de Historia (lugar donde nos conocimos durante su intercambio).
La visita no estuvo tan mala pero tampoco tan buena, haciendo notar que en parte hubo culpa por ambas partes, el chiste del comentario no es tirarle calabaza a mi ex si no simplemente explicar el por qué de mi Nick. Continuando con lo ameno de la charla que tuvimos, ya saben el ¿cómo llegaste?, ¿qué has hecho? ¿Dónde andas viajando?. De entre comentario y comentario note que en su Nick hacía alusión a que alguien a quien habían ascendido de puesto y se había ido de su vida para andar por el mundo. Obvio no era cuestión de molestia pues como dije en un principio se trata de mi ex.
Momento más tarde me pidió una rola la busque y por lo difícil de su ubicación, para no decir que había pocos cabrones bajándola porque no es muy solicitada, le dije que después se la enviaría pues tardaría un rato en bajarse. Note de nueva cuenta que en su Nick hacía alusión a otra persona que andaba dando de vueltas por el mundo. Después de bajar la rola y escucharla atentamente note que era para pensar en alguien que se había ido y que no volvería. Más obvio no pudo ser pues simplemente armando la idea completa le pides a tu ex que te de asilo en su casa, que andes para arriba y para abajo y pa’ rematar le pides una canción para pensar en otro cabrón que te acaba de dejar.
Sin terminar el relato y sintiéndome como el buen samaritano que se agarraron de pendejo pues nunca falta que vayas y se lo cuentes a alguien, como decía el anuncio de “Mucho ojoooooooo heeee, ve y cuéntaselo a quien más confianza le tengas”. Y ahí voy contándole a mi…, mmmmmm dejémosle familiar, lo sucedido buscando una palmadita en el hombro o mínimo el “ah pero que pendejo eres”, pero ohhhhhhhh mi sorpresa cuando mi “familiar” me dice citando textualmente “por eso me cae bien… por cabrona”
Días más tarde jalando fierros en el gimnasio. Me dispongo a hacer pierna y resulta que una chica que me llamaba la atención estaba utilizando el mismo aparato que yo pensaba usar, preguntándole si tardaría mucho concertamos irlo rotando en turno y turno.
Mientras estaba ahí parado junto a ella comencé a hacerle la plática, nunca en mi vida le había dirigido la palabra, la chica resulto muy risueña y muy amable. Hasta coincidió que voy a dar clases en la escuela en la que ella tiempo atrás asistía. Después de ponerme sobre aviso acerca de los maestros que tendría como compañeros y de ver ese par de hermosos hoyitos que se le hacían en las mejillas al sonreírme, le pregunte a que universidad asistía y tristemente me respondió que estaba por irse en un par de días a estudiar a Puebla. Después de que en mis adentros dije ¡¡¡¡puta madre!!!!!!!, le pedí su correo pa’ ver si en vacaciones de diciembre nos íbamos a echar un café. El día que me avente a hablarle resulto que se fue…
Los días de la semana pasaron, mi compadre se desvergo los ojos y evitamos salidas a nuestros habituales cafecitos del centro. Esperando mi junta académica para adiestrarme como futuro teacher me siento en el balcón a leer y noto la presencia de mí vecina, la cual se veía muy guapa. Después de meditar en ello me puse a escribirle algo que me vino a la cabeza y decidí dejárselo en un sobre en su casa con una firma de anónimo pa’ hacerla de emoción aun que el contenido de la misma me delataba. El plan era ir y pegar el sobre en la reja de su casa con las iníciales de la chavala aprovechando que andaban en su negocio y no había nadie en casa, pero entre que era fin de semana y me hacía pendejo haciendo mis menesteres domingueros, el día paso y no me pare por allí.
Al día siguiente me entere que mientras yo andaba haciéndome pendejo le estaban asaltando su casa. Me pregunto ¿qué hubiera pasado si hubiera llegado a su casa? toco y me sale el señor ladrón o por estar en el momento y lugar equivocado me hubieran embarcado por actitudes “sospechosas” dejando sobres anónimos.
Gracias a mi hueva no tuve nada que ver…
Después de todo esto he ahí el de las cosas que pasan y se dan por debajo de nuestras narices y uno ni en cuenta. Así que cuando termino la semana solo pude decir “Pinches ironías…”

martes, 4 de marzo de 2008

La Busqueda...




10 p.m. en punto…
Miraba el reloj de pared mientras esperaba la llamada de mis amigas para ir al antro. Jugueteaba con mi viejo zippo mientras estaba acostada en mi cama. En ese momento mi madre irrumpió en mi habitación –Hija ¿qué haces encerrada muchacha? Deberías mínimo ponerte a acomodar esta pocilga, te la pasas ahí mirando el infinito en vez de que arregles este desastre y de favor no se te ocurra legar tarde. Acomódate bien que con esa faldita escocesa que enseñas todo- Al momento entra y abre mi ventana diciendo –deja que al menos esto se ventile- apenas se da la vuelta y me levanto a cerrar la ventana de nuevo. Yo tan solo suspiro mientras en mi mente maldigo que esta bola de ingratas no se aparecen. Seguí jugando con mi encendedor y me mantuve tranquila emitiendo suspiros de aburrimiento. La verdad no tenía ganas de salir pero se trataba de una dizque “fecha especial” pues era mi cumpleaños. Mis amigas habían insistido en que se hiciera algo ya que no siempre se cumplían 21 años, dicen que en esa edad es cuando el mundo se percibe desde otro enfoque y que las propuestas matrimoniales te salen por doquier. Yo la verdad siento que es la edad en la que menos me acomodo en el “status quo” de no sé dónde.
Me levanto y observo la ventana, la noche es obscura tal como mi personalidad. Siempre fui una chica solitaria. Vivía bajo la tutela de mi madre quien siempre trataba de mantenerme ocupada ya que le habían dicho que con una hija tan inquieta se necesitaba mantenerle la mente invertida en algo. Recuerdo que en la primaria una maestra me pregunto -¿Cuántas patas tiene un taburete de tres patas?- La obviedad de la respuesta no me hacía contestar pues en mis adentros decía yo –esta pendeja no me puede estar preguntando algo tan obvio- Después de contestar erráticamente cualquier cosa y aun sabiendo yo la respuesta, llegaba a la conclusión de que mi maestra si era una pendeja. Entre la universidad, clases de música, las obligaciones hogareñas y alguna que otra escapada nocturna mi vida transcurría de una manera secuencial que a veces me hacía dar vueltas y caer en una monotonía absoluta de autentica soledad. Mi madre era una mujer disciplinada, muy recatada y siempre analizando mis pasos. Me tenía bajo una estricta vigilancia desde que era muy pequeña, más que tratar de cuidarme como que trataba de evitar que me pasara algo, como si intentara protegerme de algo que ella ya conocía a fondo y no quería que se repitiera en mi. Un error de su pasado que trataba de compensar protegiéndome. Mi madre aun que era muy sociable siempre había sido una mujer muy introvertida en lo personal y para mi desgracia siempre que intente hablar con ella acerca de mi padre nunca decía mucho, con una mirada nostálgica siempre guardaba silencio. Mi padre, alguien que siempre ha sido una figura muy enigmática para mí, alguien a quien no recuerdo mucho. Lo único que me quedo de él fue un viejo libro, una novela ficticia que narra las aventuras de un escurridizo ladrón. Lo he leído tantas veces tratando de encontrar algo que me indique más acerca de mi padre y tener una leve noción de quien fue el, sin embargo solo encuentro tres palabras escritas, bajo la frase de “te extraño”, al final de la última página con una fina letra manuscrita:
Foxtrot, Echo, Romeo
Mientras pensaba y miraba la ventana sonó mi celular. Un mensaje de Lupe. Decía que en pocos minutos pasaría por mí. Lupe andaba de colectivo de todas amistades pues le acababan de regalar su auto y con eso del estrene no había lugar al que no fuera sin su nuevo vehículo. Con eso de que acababa de finiquitar sus asuntos amorosos se la pasaba de farra buscando siempre un nuevo destino donde divertirse y mantenerse lejos de los recuerdos. De esos recuerdos dolorosos que siempre hacen perder el tiempo, que por pensar en ellos desvalorizamos lo que en realidad existe.
Me levante y me mire en el espejo. Ahí estaba yo de nuevo mi piel tan blanca que parecía foto en blanco y negro, mi melena negra con esos mechones güeros que me había hecho en las puntas del cabello, mis manos largas típicas de una música llena de pensamientos y mi estatura, mis 1.73 cm. de resignación que no me gustaba porque me sentía una gigantona junto a las enanas de mis amigas. Todo sostenido por las botas nuevas que mi jefa me había dado por ser mi cumple justo a la rodilla y justo a la medida. En menos de 10 minutos Lupe ya estaba pitando enfrente de mi casa. Tome mi chamarra y baje las escaleras. El llegar a la puerta mi madre ya estaba ahí parada tal como celadora esperando especificaciones de la hora de regreso, personas que iban a ir y lugares en los que íbamos a estar, siempre que me paraba frente a ella yo me preguntaba por qué mi estatura siempre sobresalía ante la de ella. Me despedí de un beso y me aleje de ella. Mi madre siempre con su mirada nostálgica, a veces sentía que miraba algo más que a mí. Subí al auto y salude a mis demás amigas: La Chilindrina, Lupe y Daniela. Daniela venía de comisión y estaría unos días en la ciudad, su trabajo le pagaba el hospedaje en un hotel de catego y con eso de los viáticos contábamos con buenos fondos para divertirnos a lo grande. La ciudad estaba tranquila. No había mucha gente pues eran días feriados y hacia un calor de la fregada.
Mientras nos dirigíamos a nuestro destino veía la calle y las luces de la ciudad, veía como la luna alumbraba la noche. Lupe levanto el descapotable techo de su auto. La levedad de la noche hacia sentir un aire fresco, como respirar un aire de tranquilidad que me hacia estar alerta. No lo sé pero había algo en al aire que me hacía sentir una liberación de las cargas que llevaba atadas a mi espalda, en pocas palabras me sentía libre. El golpeteo del aire en mi cara y mis cabellos aireados que ondeaban en un ritmo nocturno mientras escuchábamos a Megadeth a todo volumen.
Llegamos a nuestro destino, el antro de moda tenía pocos días que lo habían inaugurado. Al fin entramos al sitio. Las luces deslumbraban, el humo, los grandes monitores pasando las imágenes de las exuberantes mujeres de color bailando al son de lo que cantaban raperos y reggaeteros. Nos sentamos en una mesa y nos acomodamos. Lupe nos dijo que había que comprar el pomo si no nos tocaba mesa, así que todas asentimos y se pidió. Me puse a “escanear el área” a ver la gente que había por allí. La noche estaba en su punto había mucha gente de fuera. No cabe duda que los “puentes” de días feriados se aprovechan al máximo. Mientras comenzábamos alguna vaga conversación se me figuro ver gente conocida en el lugar, sin embargo no tome importancia a fin de cuentas era mi cumpleaños. Sentada tome mi postura habitual a la que mucha gente le llamaba la atención y que mi madre siempre me criticaba, mi pierna cruzada como macho y mi brazo colgado en el respaldo, no se pero siempre fue una característica mía que se me daba en automático ya que cualquiera que lo viera y lo hiciera se sentiría incomodo. De repente y sin aviso se nos aparecieron dos seres salidos de alguna mala novela televisa, si es que hay alguna buena. El más alto figuraba el personaje principal del Mundo Extraño de Jack, flaco como la tiznada y blanco como leche bronca. El otro era una pequeña versión de Bruce Wayne, al menos me llegaba como a media oreja, y con un gesto de controlador, que no se la creía ni el mismo. Los dos apestaban a loción que yo creo se las vendieron por litro pero eso si mas peinados que la reina Chavelita de Inglaterra sin corona.
El primero en abrir el pico fue el pequeñito. – Buenas noches señoritas, observamos que estaban solas y queríamos saber si podíamos compartir mesa con ustedes.- Todas nos miramos las unas a las otras mientras la chilindrina me decía – se ven monos-. Yo solo hice una mueca. El pequeñín volvió hablar diciendo –traemos compañía- y saco una botella de licor. Vaya este sí que salió cabrón nos compraba espacio en nuestra mesa con un pomo. A fin cuentas y de mala gana me hice a un lado y estos dos se sentaron. El flaco coqueteaba con Lupe mientras el pequeñín no dejaba de hacer se wey recogiendo no se qué debajo de la mesa solo para mirarme las piernas. Me vino a la mente lo que mi madre me había dicho lo de la faldita escocesa, a lo que inmediatamente cerré las piernas y tuve que exentarme de mi sentado favorito por este “corto” galán de televisa. Después de mirarme fijamente tratando de llamar mi atención me dijo -Me llamo José Francisco ¿y tu preciosa?- A lo que respondí –“centímetros más que tu”- a lo que el saco a relucir una grotesca carcajada forzada y me respondió –no me subestimes “chiquito pero rinconero”. A lo que me salió un ja que casi escupo la bebida, mientras razonaba en mi mente -lo dirás literalmente o es porque en verdad eres “chiquito en todo”-. El cuidado que se notaba en su arreglo y de su vestimenta me hacían notar en el algo familiar, se notaba que había cuidado cada detalle para verse galán esa noche, -hay mi chavo si fueras más alto no me pondría tan ruda- dije para mis adentros. El galán no se espantaba ni con raid pero en fin al cabo me entretenía con él, descorcharon la botella y la sirvieron, la chilindrina miraba a ratos a Lupe y a ratos a mí con una expresión de “y yo en que libro leo”. Considerando lo que su rostro expresaba a gritos que me dirijo al pequeño cortesano. – Hey ¿quieres bailar?- y el con una cándida sonrisa se levanto y me dio la mano. Al levantarme ho grave error no me llegaba a media oreja como había calculado si no que me llegaba al hombro. Al comenzar algunos movimientos bailábamos a paso calmado, las botas de tacón alto de mama me hacían ver gigante junto al galante caballero de la armadura rosada. Al cabo de unos minutos le hice un guiño a la Chilindrina que inmediatamente llego y se metió tal cual pececillo lleno de buena vibra, después de algunos zarandeos y tratar de que él se mantuviera observando a la chilindrina, me fui apartando y corrí hacía la barra.
Después de respirar un poco pedí una cerveza obscura y me puse a saborear la cebada fría mientras corría por mi garganta. Era demencial ver el juego de sombras y texturas que había en todo el lugar. No sabía cuál era la próxima sorpresa. De repente comenzaron a poner música más agradable, un poco de Amy Winehouse no le hacía daño a nadie. Observe mis manos y contemple mi cicatriz en el dorso de mi mano derecha, me la había hecho tocando el arpa ya que una de las cuerdas estaba muy estirada y no soporto mas la tención haciéndome una pequeña incisión sin embargo profunda, muchos golpes de la vida se ven leves pero son muy profundos pero al igual que mi cicatriz a veces sanan aunque otras veces no. Me comencé a relajar cuando una voz gruesa vino de al lado, al momento de voltear había escasa iluminación y solo pude ver lo blanco de un par de ojos y unos dientes. Un moreno de coleta me hablaba. Aun que tenía una sonrisa muy agradable mostraba carencia de perspicacia así que solo me limite a medio escuchar lo que trataba de decirme. – Hey linda. ¿Qué hace una mujer tan sola en la barra?, con semejante belleza no deberías estar sola- y yo dije –y que ¿tu vienes a mi rescate?- -algo así- me respondió. De momento el negrito iba bien, hasta que comenzó a lucir su musculatura que para su desgracia no podía admirar ya que su piel al igual de obscura que el suelo y con semejante iluminación antrera solo veía un bulto de brazo. Suspire y apure mi bebida, antes de que este negrón comenzara a encuerárseme para mostrarme sus glúteos. Excusándome con mi eminente retorno a mi mesa, me retire deseándole que siguiera ejercitándose. Me dirigí al baño y al salir entre la bruma del humo apareció una figura esbelta. Al disiparse el humo tenía ente mí al popero que de la peor manera intentaba ser un roquero. Con una ceñida playera negra con una cruz hecha de lentejuelas, un paliacate rosa atado a una de sus muñecas, una cabellera realzada con cera y siete mil cadenas colgadas de su cinturón solo me hicieron tratar de saber que carajos era esto. El mutante en cuestión me miraba y se le notaba que me daría la “excelsa” oportunidad de dirigirse hacía mi. Se trataba del famoso vocalista del grupo del antro y se le conocía por sus excesos y de sus, posiblemente, orgías con chicas y chicos. Aun así las mocosas preparatorianas morían por este clon de Moderato y su basura auditiva. -Hola- -que onda- conteste – No sabía que había gente bonita por aquí-, (primera adulación) – pues si la hay dime donde por qué no la veo- le respondí. –Voy a dedicarte una de mis canciones, eres tan linda que te lo has ganado- (segunda adulación) yo solo respondí con mi ja de bolsillo. Este sujeto cree que con eso me tendrá encuerada en su catre al final de la noche. Al intentar llevarme tras el escenario y darle varias negativas, me detuve a observarles las manos. Me gustaban las manos de los músicos, suaves y largas. Se las cuidan mucho porque con eso expresaban su cuidado por la música. Mientras observamos el ambientado lugar, puso su espalda hacía mí y me dijo – ¿me rascas porfas? - a lo que le respondí – consíguete una puberta alocada que desee arañarte las espaldas- y me retire al acto. A paso calmo me dirigí a mi mesa. La Chilindrina seguía con “Bruce” bailando y Lupe con su “vara blanquecina”, llegue a la mesa y me puse a platicar con Daniela –que onda ya regrese de mi escape “milagroso”- a lo que solo rió. – ¿Cuántos días estarás por aquí?- y ella me respondió – solo dos, ya resolví la mayoría de los asuntos de la empresa hoy y ya mañana solo hago algunos ajustes- . Voltee a ver a Lupe y note lo ameno de su charla con su nuevo amigo, sin embargo también note que a su bebida la veía como agua ya que iba a pasos agigantados en consumírsela. Mientras observaba las demás mesas hubo algo que llamo mi atención. En las mesas de al fondo había un chico de negro, con la cabeza a rape y un par de prominentes patillas, vestía un sweater negro arremangado. Dos ojos tiernos y con mirada reflexiva enmarcados en unas tupidas cejas negras, el conjunto entero me observaba. Su mirada era tímida e inmediatamente al notar que lo observaba, disimuló el asunto volteando a otra parte. Ese chico había llamado mi atención y ni siquiera se atrevió a verme a los ojos.
Quería conocerlo, lo deseaba. Algo dentro de mí sintió que debería arriesgarme, tome unos cigarros y busque la salida del antro a “tomar aire”. Al pasar frente a su mesa solo lo observe, expresándole un “sígueme”. Salí del sitio a respirar aire limpio de toxinas, aun que lleve mi propia munición de tabiros pa’ no hacer tedioso el nervio a ver si el borreguito había entendido el mensaje. A pesar del calor que hacía sentí una ráfaga de aire tibio a mi espalda, voltee y ahí estaba el joven. Delgado, alto y con una constitución fuerte sin caer en los boludos de ESPN. Recargado en uno de los extremos de la entrada, fumaba un cigarrillo con pose de galán de los cuarenta. Emanaba una inseguridad revestida en acero pues aun que mostraba una imagen de fortaleza, se notaba otra vez esa timidez. Al fin se me aproximo y me dijo – linda noche- a lo que solo asentí con la cabeza. –No pensaba venir hoy sin embargo mis primos insistieron ya que vienen de visita y no frecuento mucho estos lugares, prefiero un bar con un par de cervezas y buena compañía- al momento sonrió. Vaya sonrisa hasta los pendejos de Colgate lo hubieran contratado. Me pregunto con una voz quebradiza que hacía notar su nerviosismo -¿cómo te llamas?- A lo que solo respondí –Fernanda- - lindo nombre, noto que no estás muy a gusto aquí, ¿también te trajeron a la fuerza?- a lo que le respondí –no, se supone es mi cumpleaños y estamos de festejo-. Mientras el aspiraba humo me dijo -felicidades, lástima que no supe si no te hubiera traído algún regalo- a lo que le respondí –no te preocupes con este par de botas que me dio mi madre es suficiente- con una mirada sorpresiva me observo y me dijo –vaya que lindo par de piernas largas- Mi cabeza reacciono y solo dije este borrego se refiere a mí como si estuviese hablando de un caballo ¿o qué? Notando la falta de agrado de su comentario se quedo callado. La pesadumbre del silencio me hizo ponerme nerviosa pensando que si tan bello envoltorio no tenía tema de conversación. Comencé a decir en voz baja las tres palabras escritas en el libro de mi papa -Foxtrot, Echo, Romeo, Foxtrot, Echo, Romeo…- él me miro extrañado y me dijo – noto que conoces el alfabeto internacional –. Lo mire sorprendida y le dije – ¿a qué te refieres con eso? - - si, tu sabes el abecedario internacional el que usan los pilotos. Alfa, Bravo, Delta, Folxtrot, etc, etc…- yo solo respondí –no, no lo conozco- -si- me respondió –cada letra al inicio de cada palabra es una letra del abecedario, por ejemplo acabas de decir Foxtrot, Echo, Romeo a lo que hace referencia a F,E,R. – Mi asombro se acrecentaba al saber que esas tres palabritas que años atrás no tenía idea de que decían me la vino a aclarar este chavo, y sobre todo que esas tres misteriosas palabritas decían Fer abreviación de mi nombre y que en mi mente las palabras anteriores a esas tres misteriosas palabritas eran “te extraño”. Un mensaje añejo que apenas me ha llegado hoy a mis 21 años. El Chavo me miraba con preocupación – ¿estás bien?- me dijo – si le conteste, solo que apenas me acorde de algo, gracias- -¿gracias, de qué?- me dijo – por serme tan útil en tan poco tiempo-. El me miro extrañado y se rasco la cabeza, en ese momento una comitiva de pedotes salía del antro. –Son mis primos me dijo, como veras soy el chofe designado. ¿Quisiera saber si podré volverte a ver?- a lo que le conteste que sí. Pidiéndome mi número telefónico se lo di y convenimos en vernos en unos días. Despidiéndonos le di las gracias una vez más a lo que puso su cara de extrañado. Subiendo a la comitiva a una vieja camioneta, volteo a verme antes de subirse levantando su mano derecha poniéndola en su pecho, luego en su boca y al final en su frente. ¿Quién diablos se despedía así? Entre al antro de nueva cuenta, muy emocionada, no todos los días se develan secretos tan íntimos. Pero para mi desgracia el panorama adentro era otro. Llegue a la mesa y solo estaba Daniela y Lupe, sin señas de el flaco tiznado, ni de la Chilindrina, ni de el nomo. Lupe acostada sobre la mesa lloraba amargamente diciendo en voz alta –soy un fracaso como mujer- y lloraba amargamente, Daniela trataba de consolarla y le dije -¿qué paso?- Daniela solo me contesto -a esta la entro la depre que a fin de cuentas espanto al chavo, la Chilindrina solo me dijo que ella no se iba sin galán y se desapareció. Lupe bebió demasiado y está totalmente ebria-. Yo solo pensé y pensé, medio sabía manejar y no traía licencia. Daniela me dijo –no podemos llevarla así a su casa, capaz que la desollan-. La cargamos como pudimos y que me la pongo de a “body guard”, dentro de la poca conciencia que le quedaba Lupe reacciono y dijo –no olviiiiiidennnn las boteyashhh- y que nos trasladamos hacía fuera del lugar. Justo al ir bajando los escalones de la entrada se me torció el pie, solo sentí un tirón que me hizo sacudirme he irme de lado. Daniela apenas si pudo con las dos, nos sujetamos de la pared y baje a Lupe rápidamente sentí como se me inflamaba y miraba a Lupe con ojos de quererla ahorcar. Le pedimos al Valet Parking el auto y subimos a Lupe como pudimos. –No podemos dejar a esta sola creo que lo mejor será llevarla a mi hotel- me dijo Daniela. Nos dirigimos hacía allá y llegamos. El botones nos ayudo con Lupe y a mí me revisaron el pie y solo me pusieron una venda. Daniela me dijo que lo mejor era que me quedara, llame a mi madre y le avise que me quedaría en casa de una de mis amigas y que llegaría a primera hora del otro día. Con mil y un reproches asintió y colgué. Nos fuimos a la habitación y bebimos lo que había quedado de las botellas. Pal susto digo…
Cuando abrí los ojos un hilo de luz se escurría por entre las cortinas. Sentía que mi cuerpo estaba unido a la cama, como si pesara una tonelada. Las sed me estaba quemando la garganta y un vacío en el estomago dominaba todo. Me quede mirando el techo de la habitación mientras ponía en orden mis ideas. Vaya no acostumbraba a beber tanto y me sentía muy mal, al fin pude levantar mi cabeza y observe a Lupe plácidamente durmiendo en un sofá junto a la cama, tal cual un manatí después de que se lo hubieran cogido. Me levante pesadamente y no vi señales de Daniela a excepción de un pants doblado que me dejo en una mesa junto a la cama. Me desperece y trate de ir al baño a asearme pues toda la habitación me daba vueltas. Después de salir de la ducha me sentí mejor, me puse el pants que me dejo Daniela y le llame a mi madre. Salí de la habitación y me dirigí al lobby del hotel. Después de salir del elevador trate de ubicar a Daniela. Pregunté por ella en la recepción y solo me dijeron que había salido. Me quede recargada en la barra de la recepción. Miraba como decía mi madre al infinito. Que era esta vida sin quedarte a contemplarla por un momento. La mayoría del tiempo vamos y venimos sin detenernos a apreciar lo que hay, lo que perdura, lo que vive y mucho menos lo que muere.
El lobby del hotel era enorme y me sentía como en película de espionaje. El gran medallón con el logo del hotel en el suelo, gente de dinero entrando y saliendo. Botones y toda la mentada cosa. Observe una sala de estar junto al lobby. Estaba muy tranquila y decidí esperar a Daniela allí, el lugar estaba muy tranquilo. Habían puesto de música ambiental Almost Cut My Hair, y yo repetía en voz baja parte de la letra,…Almost cut my hair, It happened just the other day… Seguí caminando entrando en la sala, se respiraba un ambiente sacro y la iluminación del sol entraba como cuando estás en una catedral. …It's gettin kinda long, I coulda said it wasn't in my way… Se veía la brumita del polvo cuando pasaba bajo la luz del sol y más adelante en uno de los grandes arcos de la sala observe a un hombre sentado en uno de los sillones de piel. Me acerque muy quedamente, solo lo suficiente para observarle bien sin que notara mi presencia, …And I'm not feeling up to par, It increases my paranoia… Solo alcanzaba a verle parte del cuerpo, un brazo, parte de la cabeza y un cruzado de piernas. Con eso me era suficiente para notar que era el hombre más pulcro que hay visto en mi vida. Traía un traje de lino café claro, se notaba unas líneas muy bien planchadas, un par de zapatos muy bien lustrados como de gober del Estado. Su mano era fuerte, larga, blanca con un anillo dorado que no tenía marca alguna y que sostenía soberbiamente un habano recién encendido. Por la textura de la piel de su mano se notaba un hombre ya maduro que sentado en ese sillón parecía un viejo dios caído del mismísimo Olimpo. Sobre la mesa frente a él había un sombrero que combinaba perfectamente con su traje, un whisquey en las rocas y un zippo dorado. De repente dejo el habano en un cenicero y colgó su brazo en el respaldo del sillón. El olor del habano dominaba el ambiente. Entraba en mis fosas nasales y me hacía sentir un éxtasis ante el fascinante ser que estaba ante mí. No sabía si la cruda aun me dominaba o que era lo que me pasaba pero sentía que mi corazón latía con mucha fuerza, la canción rebotaba en mi cabeza como un sonido lejano en un espacio muy abierto. Observe que Daniela estaba hablando con él y se reían constantemente. Se despidieron y ella se dirigió hacia mí. – ¿Estás bien?- -sí- respondí. –Que bien. ¿Conoces al hombre con el que hablaba? Es muy agradable- -Sí- respondí de nuevo. -Es mi padre-.

sábado, 12 de enero de 2008

“A veces los sueños vuelan muy alto, tan alto que no los alcanzamos y morimos pensando en ellos”


Abro los ojos y trato de no recordar quién soy...
Otro día más en esta jodida ciudad viendo a una bola de cabrones yendo y viniendo como locos. “La Rana” a mi lado sobándose la panza y diciéndome – ya hace hambre ¿no mi comandante?- A lo que yo solo le respondo –Chales mi Rana ¿pues qué me vez cara de Chef?-.

Desperezándome de la breve y fría noche invernal decido ir a ver a Doña Mago a ver si se mochaba con alguna tandita de tacos, tan buenos los hace que siempre me matan esta jodida hambre que siento cada mañana. Esa necesidad fisiológica me hace un hueco en la barriga tal como una mendiga moneda de 10 pesos al rojo vivo dentro de ella. Al llegar a su changarro y dar los respectivos guenos días le pregunto -¿Con cuanto me alcanza con esto Doña Mago?- y pum que le saco un buen de morralla. Puras de esas moneditas que dicen que son las que se van al cielo por que son las únicas que dan pa’ las limosnas en la iglesia.
Doña Mago me hace gestos a lo que yo solo le digo –hoooooo jefecita a usted le conviene por que le doy cambio y aparte es lo única que la gente nos da- A lo que Doña Mago responde – Si mi “Pirata” pero es que luego usted se me hace güey porque bien que sabe que choca estar contando y que luego me pasa incompleto el pago.-

Haciéndome, precisamente, güey solo le contesto que yo a la mano que me da de comer nunca la muerdo. Total me dio unas 6 ordenes pa’ la flota y un chesco familiar. Me regreso de volada pal crucero y reparto la papa a la banda. Nos sentamos a tragar como pirañas pero gueno que se puede pedir de alguien que creció en las calles. A todos los enseñan en su casa a tener modales pero yo de la mía no me acuerdo mucho, me escape de muy chamaco. El único recuerdo que tengo de mi jefa es un par de piernas llenas de varices y con unas chanclas que apestaban a madres y a mi jefe sumido en un viejo sillón lleno de parches. Medio sonso por qué no reaccionaba mucho, alguien me dijo que de tanto alcohol se le había hecho calabaza el cerebelo. Solo sabía decir “si” o “nel”.

Después de llenar la panza nos organizamos cada quien en su esquina sabiendo cómo manejar el asunto. El chiclero de vez en cuando nos rolaba algunas pastillas o chicles pa’ no espantar al cliente con el hocico apestoso. Ya saben como en los negocios grandes “La imagen ante todo”. El día empezó teníamos que apurarnos pa’ sacar lana ya que los fríos arreciaban y necesitábamos comprar unos suetercitos pa’ los que estábamos ahorrando, mas aparte la comida del medio día y con suerte la cena.

Así que entre todos hacíamos un buen equipo. “La Rana” una chava a todo dar, con lo que había conseguido de lavar parabrisas y coquetearle a unos De Tránsitos saco pa’ pintarse el perlo de güera. Un buen día me la tope ya que hacía un aguacerazo de la trastada de esos que se te mojan hasta los calzones, pero bueno debajo del puente vial me refugie y allí estaba. Con sus cachetes y sus pelos mojados me cayó bien de entrada y empezamos a platicar. Nos llegamos a conocer bien, nos compartimos de tocho morocho hasta los cuerpos.

“El Bicho” el ser viviente mas chaparro que he conocido en mi vida, pero más bravo que un perrote de esos rotgailer. Bueno pa’ los fregadazos y fiel camarada. Chiquito, chiquito pero con una dignidad y un orgullo como ninguno. De ahí fueron llegando el “Calcetín”, “Lujurias”, “Tepe”, “El Nenuco” y “El Mago” ¿Por qué el Mago? Porque ese vatillo sabía conseguir lo que fuera… bueno casi.

Nuestra área circundante era el crucero donde los caminos se juntan y donde tienes 4 opciones pa’ moverte. Así era mi vida siempre entre 4 caminos, entre 4 vientos, entre 4 opciones y no tomar ninguna. Siempre permanecí allí en medio, como si nunca me fuera a mover. No sabía que había pasando del mas “allá” o regresándome al mas pa’ “acá”. El día pasaba quedo y con un sol invernal, la Rana se estaba poniendo más morena y con esa chamuscada que se estaba dando ya se iba pareciendo más a esas güeras de table. Yo solo veía como las nubes pasaban y como el cielo estaba allí inmóvil solo que cambiaba de tonito conforme avanzaba el tiempo. Pasaban los coches, las mentadas de claxon, los chorrasos de jabón y la gente cagandonos encabronada por ensuciar sus naves, solo los urbanos pagaban bien porque esos si traían re puercos los parabrisas.
En ratillo me quede sentado mirando la estatua de un cabrón peinado de raya a lado. Según fue honrado, según fue pobre y según fue un buen presidente. Chales si ese güey pudo ¿el Bicho por qué no? En eso meditando ensimismado en mi pensamiento se puso el rojo en el semáforo, El Mago chiflo mientras el Calcetín gritaba “a la carga mis valientes”. Yo no me anime a caerle a ninguno, en eso se me aproxima el Lujurias y me dice – ¿ya checaste a la nenita del coche rojo?- y yo dije –Hay lujurias tu siempre de caliente ca…- y que me vuelve a insistir – Ándale pendejo o se va poner el verde -. En eso me levante y me fui con el serpenteándonos atrás de una camionetota pa’ no vernos tan obvios. Lo primero que mire fueron sus ojos. Dos ranuritas muy bien delineadas tal cual unas semillitas, como almendras o no sé qué. Después una cabellera negra, muy negra y chula como de esos anuncios ficticios de shampoo pa’ las morras de catego. De esas cabelleras donde dan ganas de sumergir la nariz y perderse en la bruma de sus cabellos. Morenita así como la virgencita, una boquita que parecía un duraznito apetecible de esos jugosos que te saboreas tanto que no quieres que se acabe. Ese fue el rojo más largo que tuve en mi vida, mi cerebro no sabía distinguir si era real lo que mis ojos veían. La morra saco unos lentes de sol y se los puso, de esos de mosca grandotes y redondos que tapan media face. Después solo vi que esa imagen congelada comenzó a moverse y se perdió entre la mole de autos.

Tome aire, me senté en la fuente de al lado y me quede por un largo momento callado. El Mago solo me dijo –chales mi comandante ¿qué te paso? Pareciera que te robaron el alma-.

De inmediato me aguijoneo la cabeza una interrogante que cada vez latía más fuerte en mi cabeza, como si me fuera a reventar ¿volveré a verla?

El Bicho el metiche oportuno como siempre, llego con una envoltura de chicles en la mano, -ese Paisano, mira lo que tengo aquí- a lo que solo mire de reojo. Dentro de la envoltura había unos números y unas letras a lo que pregunte – ¿y eso que madres es?- a lo que el Bicho contesto - Pues la placa- mi cabeza no reaccionaba aun -¿cuál placa?- Pos el numero de la placa de la morra. Mi cabeza alucino y de repente lo primero que vino a mi mente fue un nombre: Oficial Oviedo.
Si hubo un cabron mentiroso y chingaquedito con mas porte entre los oficiales de Transito ese era Oviedo. El Oficial Oviedo estaba asignado a la moto matriculada RP345, botas lustradas a la perfección, un peinado impecable que ni la gorra de guarnición despeinaba. Astuto a más no poder pero alguien que sabía agradecer el tratarlo como un ser superior y nosotros, quienes éramos sus mancebos, nos habíamos bien ganado su buena voluntad.

Una que otra lavadita a la moto para que anduviera a tono con el uniforme bien delineado y planchado. Ayudarlo a parcharse automovilistas que se chingaban los altos o simplemente hacerle compañía, cuando alguna de sus amantes lo terminaba.
Me fui en friega a alcanzarlo a dos cuadras de mi ubicación, pues se hallaba “aligerando” el tráfico que habían ocasionado unos semáforos descompuestos. Al llegar sin aire lo note sentado en su “Potranca” su fiel Yamaha 1200 que nunca lo botaba, re buena pa corretear ingratos y fiel evidencia de la autoridad corrupta de un empleado municipal. Al llegar y hacer las debidas reverencias me le acerque para hacer mi humilde solicitud. -Que tal mi comandante Oviedo- y él me respondió el saludo. –Pues ahí con este tráfico mentado y pues aguantando este sol quemador-. Después de hacerle un referéndum de todos los “favorcitos” que le habíamos hecho le pregunte si podía ayudarme con una bronca. Asintiendo con ese casco blanco con dorado y tras unos sombreados lentes revelando tenuemente dos minúsculos ojos que todo lo analizaban, le dije que necesitaba de su ayuda pues un automovilista se había pasado de lanza con la Rana agarrándole una nalga y que queríamos ir a romperle su máuser porque en su rápida huida mero le despedorra las patas.
Oviedo simplemente me miro detenidamente y me dijo – ¿y qué tengo que ver yo?- Pues aclarándole las cosas le comente que no habíamos podido alcanzar el auto así que el Bicho pudo memorizar la placa y anotarla. Le di el papel al momento de que se quitaba su guante. Escudriño el número y me dijo – bueno pues- tendré que mover algunos “paros” pero esta gueno por antigüedad te la valgo, solo que espero no se haga costumbre ya que andar averiguando estas cosas de manera extraoficial me puede meter en broncas-. Con una sonrisa que no me cabía en la jeta le di gracias que casi le beso las botas, lo que me detuvo fue que no se las quería ensuciar.

Qué bonito es vivir soñando e imaginando cosas. Te la pasas en la baba así como si el mundo girara a tus pies, no mas piense y piense lo malo es que hay cosas que tanto las piensas que a veces hasta crees que son reales y ya no sabes discernir entre la realidad y la mentira. El amanecer pensando en alguien, comer pensando que esta junto a ti, estar en el crucero y esperando a ver a qué horas se atraviesa de nuevo o ver cuando te vuelves a topar a ese sueño tan acariciado. Pensar en ella me hacía latir mi corazón, me hacía pensar muchas cosas, sentir las tripas revueltas. Me acuerdo que un día de tanto tenerla en mi mente mero me atropella un ruta 2 y me deja con las entrañas de jueras, si no hubiera sido por la intervención de la Rana que salto en chinga de la moto de un de transito pa’ jalarme de los trapos. Toda la flota me dijo que estaba mal que ya necesitaba ayuda médica y profesional, yo los mandaba al cuerno solo decía déjenme vivir que al fin tengo algo en que pensar.

Un soleado día de invierno llego el Oficial Oviedo, me quede pasmado. Ahí les traigo esto una bolsa con tortas y unos chescos de lata. Repartió pa’ todos pero con los nervios que tenía en lo último que pensaba era en tragar. En eso que me mira, yo sabía que detrás de esas gafas había un par de ojos pequeños como de águila que examinaba cada facción de mi cara, que me acerco y que le digo –que hubo mi Ofi ¿apoco no mas trajo eso?- y en eso se sonrió. Decía yo para mis adentros con el alma en un hilo y este pendejo saboreándoselo. – Aquí está tu encargo y sabes a mi no me haces pendejo, el dichoso mono que dices está muy bonita y como que la rana séme hace que no es de su tipo-. Extendió su mano enguantada y que me da una notita con una dirección. Se subió a su moto y se fue.
Mi mano sudaba parecía que en vez de una nota era mi corazón el que estaba en mi mano, mi mirada se centraba en el nombre escrito allí. Me fui pa’ la fuente y que le hablo al bicho. Al analizar la dirección y rectificar pinché mil veces donde era, le dije que me acompañara. Nos trepamos al camión y nos enfilamos no sin antes que se nos pegosteara el Mago. Veía las casas y los edificios, sentía el brincoteo del urbano y miraba como la tarde se iba fundiendo en la noche. Pensaba y pensaba ¿cómo será su casa?, ¿quién vivirá ahí?, ¿la llegare a ver? Al fin llegamos, era un fraccionamiento de lujo de esas casotas de novela, donde hasta las sirvientas están rebuenas. Buscamos el numero y fuimos muy cuidadosos pos con nuestras fachas no queríamos llamar la atención, ya que formábamos un cuadro muy sospechoso unos vagos buscando una casa en un fraccionamiento de de nivel. Presas fáciles pa la chota.

Al fin dimos con el número 29 bis. Una casa de cantera rosa y con un portonzote de madera fina. El Bicho me dijo –pa’ la mi comandante ahora si te la fumaste muy grueso, ¿qué hacemos aquí?- Yo no conteste nada. Nos acercamos y ya no me ocurría nada, solo me tronaba los dedos, el Mago de repente me dijo –y bueno ¿Qué? ¿no vas a tocar?- y yo dije –ps cabron y ¿qué digo? A lo que el Mago respondió –quítate, deja a los profesionales-.
Las patas se me hicieron de atole y mi corazón latía como loco. En eso un aparato sonó, según el mago era un “intercom”. Se escucho la voz de una doña y que el Mago se suelta –Buenas noches Señorita, disculpe la molestia es que fíjese que andamos buscando una dirección pero no le hallamos-. En eso que la voz contesta – espere un momento-. Chales yo dije hasta aquí llegamos, y en unos minutos que se abre una puerta aledaña al portón. Salió una doña de esas que le ponen finura a todo lo que tocan. El Mago se acerco y le dijo –buenas noches señora, disculpe que la molestemos es que fíjese que venimos a hacerle un trabajo a la familia Teruel pero no damos con la casa.- la señora le dijo – Ha muchachitos andan bien perdidos los Teruel viven hasta el otro lado del Fraccionamiento, mmmmm déjenme acordarme. Pero pásenle muchachos no me gusta atender a la gente en la calle – En eso entramos, era una casota de ensueño. Las paredes imponían y se notaba la presencia de la personalidad de la doña. Aun que era grande, la casa daba un sentimiento agradable y amistoso.

Nos llevaron a un jardín interior y ahí nos sentamos en unas banquitas. Había una luces rechidas, parecía como un jardincito de parque. De esos parquecitos de película de Pedro Infante. Nos brindo agua o te pero no queríamos dar molestias así que nos negamos. En eso que empieza a gritar un nombre conocido y que al escucharlo mi corazón dio un sobresalto, en un balcón, allí a lo alto se asomo a quien le dedique las últimas horas de mi vida. Su pelo en una coleta sencilla, vestida de mezclilla y con facha de estar chambeando pues tenía manchadas las manos de pintura. –Dígame mama que se le ofrece- contesto la muchacha. –Aquí hay unas personas que buscan a los Teruel ¿te acuerdas entre que calles viven?- En eso ella le respondió – Haaaaaaaaa hummmmmm entre Sebastiano y Malpica rumbo al obelisco.- Ella rápidamente nos hecho una mirada como pa’ más o menos ver quien estaba con su jefa. Cuando paso su mirada sobre mi sentí como que me pasaba algo caliente, ese cosquilleo en mi espalda estaba dándome que ya no me aguantaba.
La doña le agradeció y nos dijo – ahí esta las señas, ¿necesitan algo muchachos? Pero que señora tan amable aun cuando su aire era de alguien de nivel, nos hacía sentir como si fuéramos de su familia. -No jefecita- respondió el Mago – Ahí con eso damos, muchas gracias-. Cuando nos disponíamos a salir de la casa, la doña le pregunto al Mago – Oiga joven ¿su amigo se siente bien? No el chaparrito el otro. Es que veo que suda y como que le aflige algo.- ¿Pues que soy tan delator en mis maneras de ser que todo mundo se da cuenta de que me estaba muriendo? En eso que el Mago le contesta – no mi jefa esta medio lurias, es que anda enamorado jejejejeje- Yo solo lo mire con cara de partirlo en dos y dije para mis adentros – no mas falta que le digas que me muero por su hija-. La doña se rió y nos dio la bendición y nos fuimos.

Todo el camino me la fui cajeteando al Mago – pinché Mago ya ni la friegas, mero me matas ahí de un infarto- Y en eso el muy insolente que me dice – haaaaaaaa comandante pues que, ¿no la terminaste viendo?, apoco no estas contentote de que se te apareció heeee y en ropa de chamba.- Aun que según yo estaba muy molesto el Mago tenía razón, si no hubiera sido por él ni si quiera me hubiera acercado a la casa. En eso que le pregunto al Mago – ¿Y de donde sacaste lo de los Teruel?- y que me contesta –huuuuuu ¿pues que nomás crees que el periódico sirve pa dormir? Léete lo de sociales hay que saber que pasa en nuestra sociedad. Pinché Mago siempre con sus aires de grandeza.
En esa noche el Bicho y yo nos pusimos de acuerdo. El mago le consiguió una bicla no nueva pero si funcionable. Al otro día cuando ella se apareciera el Bicho la iba a seguir, íbamos a sacar que hacía ella en todo el día.
Bien fue temprano estaba yo a la espera y a las 8 en puntito ya estaba la chava en el crucero. En chinga que despierto al Bicho y que se pone sus trapos y que se trepa a la bicla. Mientras le decía las indicaciones que volteo a verla y de repente que ella me mira y fijamente. Yo no más me quede absorto en otras palabras tieso, se hizo el pelo para atrás y que se pone el verde, para cuando reaccione el Bicho ya estaba rodando. Fue el día más largo de mi vida. Ya en la tardecita tirándole a la nochecita que va llegando el Bicho, todo cansado y hambriento y que mando al Lujurias atraerle una orden de doña Mago. -¿Novedades mi buen?- que le pregunto. –Ps órale mi comandante déjeme respirar y tragar, que me muero de hambre- me respondió. En eso que llega el Lujurias, y el Bicho, este pedazo de gente que se saborea cada taco como en una eternidad que – ya le suelto la pregunta de nuevo – ya mendigo chaparro que me tienes en suspenso ¿qué fue?- Y ya que se suelta como hilo de media.

La chava iba a una escuela de catego, de ahí se iba con sus comadres al café. Después chacoteaba con sus compás de la escuela que las alcanzaban y de ahí se pintaba para su casa. Le pregunte al bicho si había visto a algún pelado que se le arrimara de manera sospechosa, pero mi alma suspiro cuando me dijo que no.

Al otro día fui a la escuela de ella. El edificio estaba de risa, parecía un cubote a medio hacer, con un chorro de varillas. Tal como fierro viejo torcido. Eso si se había morras que parecían monumentos pero a mi morenita nadie le ganaba, era única y lo que sentía por ella la hacía la más bonita de todas. La seguí al centro comercial y ahí era donde el Bicho me había dicho que ella se quedaba sola después de despedirse de sus amigas.
Regresando de mi patrullaje que me meto a la madriguera, pues así le decíamos a nuestro hogar, y que saco una caja de zapatos y que se la doy al Mago. –Mago con esto consígueme de los mejores chocolates que halles. No me importa que te quemes todo lo que hay en esta caja, que sean los mejores y que sean de nivel-. El Mago tomo la caja meneo la cabeza y se fue.

Pensaba yo que al otro día seria mi gran día cuando yo, el comandante, aparecería en la vida de esa chava y que sabría que existía alguien que estaba verdaderamente enamorado de ella. Estaba seguro que le demostraría al ser humano más enamorado del mundo.
El Mago llego dos horas después y me dio una caja de madera envuelta en plástico. Tenía labrados a unas mujeres medias encueradas pero de una manera en que le daba clase a la caja. Olía rebonito y se veía que habían labrado las imágenes con mucho cuidado, parecía una caja como de esos cigarrones que fuman los ricos. El Mago además traia otro envoltorio en su mochila, lo saco y me dijo –ten, ni modo que te le vayas a aparecer con esas garras a la morra-. Y saco una ropita sencillita pero nueva. Playera, calcetines y unos pantaloncitos. –pa’ los zapatos no me alcanzo, pero pos ahí lavas los tuyos- yo le pregunte - ¿pero cómo te alcanzo para todo esto?- a lo que me respondió – los chocolates de tu lana lo de mas va por mi cuenta y de la Rana- .No sabía que decir esos sí que eran compas.

Al otro día me levante tempranito y que me lanzo a los baños públicos. En friega que me baño y que me restriego bien el pellejo que no quedara nada sucio. Me lave los dientes y que me trago tres chicles que me dio el chiclero de esos que te hacen sentir que te sale hielo por la nariz. Rápido que me voy a la escuela de ella y ahí que me espero. Pasaron las horas y se me hacían eternas, chales que era esperar a una chava afuera de su escuela. Miraba atentamente las ventanas a ver si por ahí se asomaba. Al fin empezó a salir gente y que brinco de mi puesto de vigilancia, un árbol torcido que servía para dicho fin, salió caminado y que se trepa a su nave, un carrito deportivo pero de los sencillos así como el de la barbie. Que me trepo a la bicla que había conseguido el Mago y que me voy tras ella, desesperado iba ya que temía perderle el paso pero no fue así. Al fin después de esquivar dos choques de taxis llegamos a la plaza, me extraño no ver a ninguna chava de su sequito, pensé pa’ mis adentros –mejor así la tengo pa’ mi solita-.

Estaciono el coche y que se mete a un café de los de afuera pues hacía calor. Que se sienta y que se pone a leer un libro. Yo la miraba como le daba el fresco en su rostro y el aire acariciaba sus cabellos. Esos ojitos se movían al compas de su lectura, supongo que lo que leía traía chistes pues de vez en vez se sonreía una sonrisa pura, libre de culpas y de pecados. Yo no sabía qué hacer el hormigueo en mi espalada estaba duro sentía que me iba a arrancar la piel, mis pies no me obedecían y no sabía qué pensar. Ahora si no estaba ni el Bicho el metiche oportuno, ni el Mago el que todo lo conseguía, ni La Rana lo más cercano a una mujer que tenía.

El tiempo pasaba y veía como ella avanzaba en su lectura. Yo era feliz así no mas viéndola y degustando de su existencia. En verdad que Diosito sabía lo que hacía cuando la creo. Pensé y pensé y al fin me decidí diciéndome, es ahora o es nunca y que me aviento a cruzar la calle al dirigirme hacía ella, sentía como si trajera cola y muy pesada pero nada existía ni la plaza, ni el café, ni las personas. Solo estábamos ella y yo como en otra dimensión, en otra galaxia. Mi paso era seguro estaba a media calle parecía como que estaba atravesando un desierto para al fin llegar al oasis y refrescarme en sus aguas dulces. Unos pasos más adelante me detuve antes de llegar al café vi una imagen que me quito el aliento, vi a un muchacho que también me observaba era delgado, en extremo. Tenía unas ojeras profundas y un cuerpo frágil, se veía desalineado y con unas ropas muy modestas se notaba una vida de penurias y necesidades. Con unos viejos zapatos que estaban cosidos con alambre, en su mano derecha cargaba una caja, una caja de chocolates. Era un reflejo de uno de los grandes ventanales de la plaza, en ese momento me dije quien te va pelar así amiguito, solo das lastima. No podía creer lo que mis ojos veían. Después todo se puso negro.

Sentí como si un gran puño me hubiera golpeado todo el cuerpo. Salí disparado hacia el concreto y recuerdo que di de tumbos, como un muñeco de trapo. No sentía las piernas ni los brazos pero un gran dolor en mi pecho, lejanamente escuche gritos y medio vi sombras de gente que se detenía y otras corrían. Trate de levantarme pero mi cuerpo no respondió, trate de hablar pero no pude la sangre me salía de la boca y me ahogaba la voz, ¿Qué me pasa me pregunte? Fue entonces cuando sentí dos manos suaves que me levantaban la cabeza, dos ojos familiares me miraban y una voz dulce me dijo –Tranquilo todo va estar bien- Sentí como si un ángel me hablara, debo estar muerto pensé. Cuando me levanto la cabeza vi una caja de madera rota y unos chocolates regados. Levante mi mirada y esos ojos me contemplaban, aun que trataban de consolarme se notaba preocupación en ellos. Los mire fijamente e invertí lo que me queda de fuerzas para hablar, solo burbujas salían de mi boca, lo intente de nuevo y falle una vez más. Esa misma voz me dijo –no trates de hablar ya viene una ambulancia- En ese momento me sentía en el mejor lugar del mundo, que va en el cielo mismo. Pronto el dolor desapareció y la oscuridad se apoderaba de mí, me perdí en esa mirada y me fundía en ese espacio que existía. Poco a poco me fui desvaneciendo con la imagen más hermosa que había contemplado en toda mi vida sin poderle decir... te amo.