domingo, 7 de septiembre de 2008

¿Aun hay esperanzas?





En algún lugar del Estado que late con fuerza…



La próxima semana México celebrara sus 198 años de vida independiente y 98 de haber sido el primer país en Latinoamérica de haber llevado a cabo su Revolución.
La pregunta aquí es cómo festejaremos las próximas fiestas patrias. ¿Viendo los desfiles desde la tele por miedo a que nos asalten?, ¿no queriendo ir a las tradicionales noches mexicanas por temor a toparse con un reten falso o en su defecto hallarnos en medio de un tiroteo?
¿Qué es lo que sentiremos cuando nuestros “líderes” políticos griten en el balcón ¡Viva México!, ¡Viva la independencia!, etc. ¿Qué sentirían los verdaderos héroes de nuestra independencia al saber que la consiguieron para estar como estamos?
Soy maestro de historia de México a nivel preparatoria y todos los días al levantarme para ir a trabajar trato de buscar maneras de exhortar, moralizar y animar a mis alumnos a que México tiene el potencial para hacer un cambio. A que la solución está en que nos unamos como pueblo de México, aquel pueblo descendiente de los mismos que se alzaron contra el gobierno español y vencieron. Ahora somos notros, nuestra generación, los que tenemos que rebelarnos contra la injusticia, la opresión del secuestrador y del narco. Y sobre todo recuperar aquel país en que la gente podía andar en una nación verdaderamente libre y soberana.
Sé que sueno muy optimista o tal vez muy soñador, se que tal vez me conmovió lo sucedido al joven Martí y a otros cientos de mexicanos. Puede que me conmovió escuchar al comentarista llorar de emoción cuando Guillermo Pérez obtuvo la medalla de oro y menciono que el atleta representaba al mexicano luchón, honesto y no tranza.
Creo que lo que me hará decir HAZME EL CHINGADO FAVOR va ser cuando el Gobernador “fidelidad” realice el grito de ¡Viva la independencia! Siendo todos víctimas de los Zetas y en mi mente siga pensado si ¿aun hay esperanzas?