miércoles, 23 de mayo de 2012

Los hombres viven del olvido

"Los hombres viven del olvido”
Thomas Stearns Eliot

En un futuro no distante…

Día 1

Desperté no sé cuándo y no sé dónde. Mis ojos trataban de enfocar el espacio donde me encontraba. Me hallaba desorientado lo último que recuerdo es la puerta de mi casa y mis fuerzas se desvanecían, me sentía agotado como si hubiera luchado con titanes sin embargo sabía que había perdido esa batalla. Me hallaba desnudo y no sentía ni frio ni calor, solamente el espacio y yo. Todo era blanco un espacio liso, superficies pulidas. Apenas para moverse, en la esquina había un pequeño corte anguloso con un agujero por la altura supuse que era un retrete. Paredes inescapables, blancas y altas hasta un espacio que dejaba ver un cielo nublado sin embargo no podía sentir aire correr, ni escuchar sonidos. Apenas pude levantarme me sostuve en las paredes hasta llegar a sentarme en el pequeño retrete. Respire profundamente y mi cabeza daba vueltas. Mis labios estaban resecos y en mi mente emergió la palabra SED. Al instante una pequeña puerta cerca del piso se abrió y apareció un vaso con agua. Así nada mas sin impulso sin movimiento solo apareció, tuve mis dudas sin embargo la resequedad de mi boca no me permitió cuestionarme más y simplemente satisfacer mi necesidad. Había dudas ¿dónde me encontraba?, ¿qué hacía ahí?, ¿qué me había pasado?, todo era confuso y simplemente me tire al suelo y me desvanecí…

Día 2

Todo estaba perfectamente limpio, no había irregularidades estructurales, fisuras, suciedad… Enfrente de mí se encontraba una superficie negra, como la obsidiana, pulida y lisa. Era negra, no se podría pensar que era una ventana, aun que mostraba ser un cristal negro era muy fuerte, irrompible y solido. Podía ver mi reflejo perfectamente mi mirada mostraba cansancio y desesperación sin embargo sabía que lo único que podía hacer era esperar no había mucho que indagar en ese momento. Intente recordar lo que había pasado pero me era imposible aun había secuelas de lo que me habían hecho y no podía enfocarme en mis recuerdos del otro día.

Día 3

Mi estomago me recordó que aun seguía vivo y de mi mente emergió la palabra HAMBRE y de repente una vez más la pequeña puerta se abrió y apareció comida. Era extraño según mis cálculos era el tercer día y apenas había sentido hambre, tal vez estaba en shock y no había percibido lo vacio que tenía el estomago. La comida era de mis predilectas. Estofado, puré de papa, salsa y verduras asadas. Nunca fui de refinado gourmet pero estaba hambriento y era lo que había pensado en ese momento. El olor me era tan familiar me recordaba aquel restaurante al que iba después del trabajo. Era una cabaña en medio de la gran urbe, no puedo olvidar el peculiar aroma a madera barnizada el sonido de los cubiertos golpeando los platos y el murmullo de las personas. Termine de comer y deposite los trastos sucios cerca de la puerta en una distracción desaparecieron. Mientras mi cuerpo digería note en la pulida pared unas letras que no había visto antes. Eran de metal brillante, como lijado, no era muy claro lo que decían “El olvido es la libertad”. Medite esa frase más no le encontraba sentido.

Día 4

Trate de recordar que había comido el día anterior pero me era posible, solo sabía que era algo que había vivido en mi memoria muy bien y que tenía un significado simple. Sin embargo no pude recordarlo por más que me esforcé simplemente se había desvanecido. Yo era un hombre de viajes largos que tenía que movilizarme de ciudad en ciudad conociendo personas, detalles y datos. Procesar y crear proyectos, ideas… innovar. Decidí pensar en ti. Quería recordarte y rememorar lo que habíamos vivido. Recuerdo el día que te conocí, estaba yo en mis asuntos, mi mente en sus asuntos, mis manos en sus asuntos y de repente solo de repente me tope contigo. Tu en lo tuyo con esos ojos radiantes, hermosos y ocupados. No sabía que admirarte primero los ojos o tu cabello pero lo que si elegí fue dejar de ocuparme en lo mío y dedicarte ese instante pues me lo estabas robando con toda mi autorización. Y créeme, solo créeme no cualquier ser vivo me robaba así la atención. Aun recuerdo como se movía ese cabello obscuro al compas del viento, solo pude decirme a mí mismo ¿esto es real o solo una alucinación del exceso de trabajo?, tal vez alguien puso algo en mi bebida pero esta era la alucinación más hermosa que había tenido. Metido en mis recuerdos no percibí que el gran muro negro estaba moviendo sus reflejos.

Día 5

No sabía que había soñado ayer pero había sido algo que me había reconfortado. Me había alejado de mi realidad por un gran instante y viaje a otro lado donde las cosas parecían irreales solo me quedo la sensación pero no podía recordar que había sido. Me era extraño tenía el sentimiento de que había perdido algo pero no recordaba que, algo me preocupaba. Sin otra cosa que hacer decidí tratar de encontrar esas memorias perdidas. Recuerdo mis intentos por acercarme a ti, ya no había manera en que no pensara en ti. Pensaba utilizar papel y lápiz, o tal vez emplear lo que las nuevas ciencias nos habían traído. ¿Cómo puede un hombre sencillo tocar un sueño?, ¿cómo se puede percibir un aroma dulce sin perderlo en el viento?. Muchas veces creí estar preparado para todo pero en un instante las palabras podrían ser torpes, los sentimientos confundirse, las acciones desatarse y tal vez, solo tal vez cometer un error. Yo solo quería invitarte una taza de café y tú dijiste dulcemente que no. Yo solo quería hablar y decir mucho y tu solo me dijiste ya será en otra ocasión. Ese día dormí como si un amanecer se diera en el mismo momento en que anochecía. Una victoria se aproximaba disfrazada de una derrota.

Día 6

Lloraba recargado en el muro sabía que había perdido algo y no sabía qué. Me era desesperante tratar de recordar y simplemente toparme de frente con un gran espejo negro que reflejaba a un hombre desahuciado por saber que estaba perdiendo.

Día 7

Había un lago en las montañas. Eran vacaciones, las nieves se habían ido y yo me encontraba en ese sitio tranquilo. Podía ver como se reflejaban las cumbres nevadas en el agua. La sensación del aire limpio me recordaba cuando exhalabas cerca de mi oído, recuerdo que cuando nade en ese lago sumergiéndome como cada noche lo hacía en ti, aguas tranquilas y una calma infinita. Era un goce explorar las profundidades y encontrar esos tesoros ocultos traducidos en sentimientos. No podía esperar un día más regresar a casa para encontrarte una vez más.

Día 8

La vida me corría lentamente hacía una alcantarilla, ya no sabía qué pasaba. Si estaba loco, si estaba vivo, si estaba muerto… Vivía una realidad y una mentira pero ya no sabía en cual me encontraba. En un mundo de memorias que se perdían lentamente o una realidad imaginada, dura, cruel y fría. Todo reflejado en una obscuridad rígida. Cuando me encontraba en ese cuarto blanco simplemente me repetía una y otra vez esto es no es real, esto no es real, esto no es real estoy muerto pero me resisto a aceptarlo…

Día 9

Estabas desnuda, acostada mostrando tu cuerpo en todo su esplendor. Te observaba recargado en la ventana, hipnotizado preocupándome por el futuro ¿cuánto duraría esto? ¿Cuánto se puede ser feliz en esta vida?

Día 10

Un sonido de cuerdas resonaba en mi cabeza, era un rasgueo suave y sincronizado. Me sentía sereno, sabía que mi mente se desmoronaba sabía que si recordaba algo mas lo perdería para siempre. Era con un último suspiro antes de morir, como si sintieras como la vida fluye por última vez en tus venas, como el último suspiro sabiendo que dejaras de sentir. Recordé el día que te fuiste, era una mañana gris como el cielo que se alcanzaba a ver desde mi ventana. No hubo un adiós, no hubo despedidas, besos o abrazos. Simplemente te desvaneciste lentamente y yo no podía ofrecer mucha resistencia solo por el instinto de supervivencia. Quería detenerte, quería que no te fueras, que regresaras pero ya no eras parte de mi mundo pues deseabas pertenecer a otro lugar. Querías volar libremente de mis manos y no voltear nunca. Lentamente me levante y camine hacía el espejo y vi como en los reflejos cambiantes de ese gran espejo negro se deslizaba en finas cuerdas dispersándose hasta formarse tu rostro. Tus cabellos se deslizaban sin dejar ver tus ojos y vi como abriste tu boca, puse mi mano encima de tus labios y lentamente te sentí una vez más. No era ese espejo negro, rígido y frio más bien era a ti a quien podía sentir. Ya no recordaba lo que había vivido a tu lado pero podía sentirte una vez más. Una puerta se deslizaba hacia arriba lentamente a mi costado con una brillante luz emergente. Conforme se abría tú te ibas desvaneciendo lentamente como tu caja lentamente se hundió bajo la tierra. Solo existías dentro de mí, en mis entrañas en mi corazón. No podía quitar mi mano del espejo negro en el que me sumergías lentamente. ¿Por qué se debe forzar a alguien a olvidar cuándo las memorias nos hacen retroceder a lo más sagrado que tenemos? Todos los momentos que te tuve conmigo ese lago entre las montañas, aquella mañana en el campo sintiendo la brisa matutina, aquel día junto al mar escuchando las olas llegar y desaparecer, aquel atardecer junto a la carretera, aquella tarde que observaba tu ventana y sentía como las gotas de la lluvia golpeaban mi rostro. Aquel día que te descubrí o aquella noche que te entregaste a mí. De qué sirve la libertad sin memorias y sobre todo el camino ya recorrido, una vida con amnesia eterna entregada a una vida vacía y sin conciencia. La puerta estaba abierta en su totalidad y fue cuando elegí. Elegí la memoria de tus dedos entre los míos, tus pequeñas manos acariciando mi rostro, mi nariz hundida en ese mar de cabellos obscuros, elegí morir en tus memorias pues me canse de vivir en el olvido. Mi mano comenzó a hundirse lentamente en tu imagen y poco a poco entre en ese espejo. Sentí tranquilidad, solo tranquilidad y paz en mi corazón. Alcance a decirme esto es real, esto es real, esto es real… estoy listo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me pareció muy bueno, en especial la frase de "Una victoria se aproximaba disfrazada de una derrota".
Saludos